Un pequeño juego. Es muy muy fácil. ¿A qué película pertenece esta imagen? Con un poquito de imaginación es suficiente. Y si hay alguien que no la ha visto, pues ya estas tardando, que parece ser que próximamente habrá segunda parte. Veremos qué tal. Yo fui a verla en la matinal de los domingos del cine. Esto es una pistaza, porque mira que hace años que suprimieron ese pase.
¿El premio? Tan simple como un recordatorio de tiempos mejores. (cinematográficamente hablando, claro. Entonces eramos más ingenuos y cualquier cosa nos soprendía.)

Por cierto, hoy se ha sabido que el viernes falleció por causas naturales a los 95 años Al Lewis, el abuelo de la serie The Munsters. DEP.

¿Ein? ¿Inanición?

Estoy viendo la Super Bowl. Es el primer año que la voy a ver, siempre que he podido la he oido por la radio. No se por qué pero me gusta. Sobre todo el espectáculo (hoy actuan los Rolling). Ha empezado hace un momentito la retransmisión, y ahora mismo acaba de terminar el himno nacional de los EEUU. Aretha Franklin y Aaron Neville, junto con un coro de 150 personas, lo han interpretado, tipo gospel, en homenaje a Nueva Orleans (Neville es de allí). Pues bien, acaba el himno, el comentarista español del Digital+ dice que los ha oido mejores (vale, bien, no soy experta en ello y para gustos, sabores de helados) y ahora viene el motivo que me ha impulsado irremediablemente a levantar mi culo cuadrado del sofá y escribir. El tío ha dicho, literalmente "Bien, Aretha Franklin no va a morir de inanición". Joder, me ha entrado una mala leche. Macho, Aretha es Aretha, no Beyoncé ni W. Houston. Siempre ha sido una increible cantante negra y gorda. Como han sido casi todas las cantantes negras de los EEUU antes de la aparición de imbéciles machistas gilipo***. Mira el catálogo de clásicos de la Motown. Y si, puede morir de inanición, como cualquiera. Lo que hay que oir. Claro, que la culpa es mía por no estar haciendo algo culturalmente más satisfactorio que ver cómo inflan a hosti** a un quarterback de 23 años. Y todo para esperar el intermedio para ver a los Rolling. En fins...

(foto fusilada de la página de MSM Latino)

Comeback

Después de mi mini ronda informativa por blogs, fotoblogs y demás hierbas, aquí me encuentro, otro retorno en menos de 15 días. Primero, mi pantalla murió. Estaba viendo el último capítulo gentileza de www.mininova.org de Lost cuando se quedó en negro. Y el pu*o mensajito de no te detecto la señal del ordenador porque soy así de chulo y a la mínima, a la mier*a. (Si, me autocensuro, qué pasa). Llevamos la pantallita a Miró, me la tienen todo el día encendida y todo perfecto, no problemo. Bien, bolsa nueva para hacer el camino a casa haciendo publicidad de la tienda en vez de la del CI que es donde la llevaba. Ya en casa, la enchufo, cagaita, porque me temía lo que iba a pasar. En efecto, apagón total. Ná de ná. Cojonu*o. Así que me armé de mi destornillador especial para minitornillos de cpu y desmonté la tarjeta de imagen para llevarla a Jump. Rodrigo, mi querido dependiente que cada vez tiene el aura de santo más visible, me dijo que no parecía que le pasara nada a la tarjeta, que llevara la torre entera a la tienda. Por suerte, mi maridín descansaba el jueves, y como soy una pobre y débil mujer la cargó hasta la tienda. Llegamos, conecta la cpu a ¡DOS! pantallas como la mía, y todo perfecto. Yo ya no sabía qué más hacer, hasta que mi idolatrado técnico de Jump me dió la solución. Y era tan ridícula que me dió un ataque de risa tipo Padre de Familia. Pues bien, parece ser que se había ido aflojando con el tiempo la salida de la tarjeta gráfica y por eso no hacía conexión. Al quitarla y volverla a poner yo para llevarme el ordenador a la tienda, la había apretado bien y !voilà!, todo funcionando a la perfección. Correcto. Pero creo que al meter la tarjeta forcé los cables del disco duro y he tenido que comprar unos empalmes para arreglarlo, y hasta esta mañana no he tenido ni tiempo ni ganas de abrir de nuevo el bicho y arreglarlo. En fin, otra odisea.

¿Que qué tal me va? Ejemplo práctico: me he acostado esta tarde un ratito, no me he dormido, pero al menos he descansado algo. Y cuando me he levantado se me ha antojado leche merengada. Es muy fácil: un bote pequeño de leche condensada, canela y hielo. Pues bien, leche, hielo y ¡¡curry!! Y yo diciendo que qué olor más raro tenía. ¡No te jo*e! Leche merengada al curry, nueva receta de fusión internacional. Se la pasaré a Segi Arola. Quien sabe, a lo mejor tiene éxito, ahora la gente toma sabores rarísimos. Yo desde luego no pienso ni olerla. Os prometo que es asquerosa.

No signal detected

Ése es el mensaje que impide por el momento que nuestra querida Shalott aparezca por éste su dominio.

En fin, la que escribe ahora mismo soy yo, véase Gwiyath. Así pues, no me extenderé demasiado, tan sólo ruego disculpéis a la maravillosa dueña de estos lares por su ausencia temporal, debida a la muerte repentina de su monitor lcd (¿se escribe así? perdonen mi ignorancia, pero es algo que desconozco por el momento). En palabras de la misma... "larga vida a los monitores de toda la vida". Supongo que el siglo XXI tiene sus inconvenientes... pero me temo que ya somos adict@s a sus ventajas, no tenemos escapatoria.

Un beso grande para todos, y esperemos que Shalott regrese pronto con ese... (no encuentro el adjetivo adecuado) ...tono que la caracteriza, sin duda.

Sobre eso de los hábitos...

Bueno, bueno. Según ciertas reglas gramaticales que me vienen al pelo, dos afirmaciones positivas dan como resultado una negación. Siguiendo esta pauta no general pero que asciendo a verdad como un templo, dos invitaciones para escribir mis hábitos más raros dan como resultado una negación implícita a que lo haga. Además no tengo hábitos extraños, son mas bien una colección de comportamientos obsesivos y rarezas vitales que no pueden catalogarse dentro de la categoría de "Hábitos Extraños". Y se de lo que hablo, me dedico justamente a eso. No a lo de los hábitos, no soy monja, soy bibliotecaria. Vale, de nuevo una frase mía que puede llevar a equívocos tras nuestro lavado de cerebro por parte de los estudios cinematográficos norteamericanos. Una bibliotecaria no tiene por qué ser una solterona amargada con botines imposibles, con horrorosos trajes de chaqueta holgados combinados con pañuelo con lazada o perlas, y siempre en anodinas combinaciones de gris o marrón deprimente. No. Error. Tampoco llevamos gafas de concha (excepto honrosas excepciones cuando el look 50´s lo requiere) colgadas del cuello con una cadenita dorada, ni apoyadas solamente en la punta de la nariz (¿hay algo más incómodo que intentar ver a través de los cristales cuando estos no cubren los ojos?). Nuestro tono de voz real, el que utilizamos fuera de las paredes de esos templos de conocimiento no es ni chillón ni agudo (vale, hay ciertas personas que tienen este timbre de voz, pero es genético, no por la profesión). Nuestros pasos intentan ser sigilosos, por cuestiones prácticas, pero no siempre los tacones llevan sordina, y desde luego hay calzado que tiene eco cuando andas (el chof chof de los náuticos es un claro ejemplo). No comemos niños, ni disfrutamos haciendo callar a la gente, ni el ceño fruncido es una asignatura de primero. Utilizamos otros tonos de rojo de labios que no son el beige hago que tus labios desaparezcan de tu cara y el fucsia sobreviví a Estudio 54. Los moños tirantes, da igual la versión, en la coronilla o en la nuca, son imposibles de hacer si llevas el pelo capeado, y hoy en día todas lo llevamos así. Además, los productos de fijación han mejorado y es imperdonable esa imagen mental de bibliotecaria con el pelo tirante y aplastado, sucio. Coged esa odiosa imagen y aplicarla sólo a la señorita Rottenmeier.


Vale, hábito nº1: enrollarme, hablar y/o escribir compulsivamente, saltando de un tema a otro, que vale, que si, que mentalmente lo tengo todo estructurado, pero creo que desde fuera no se ve así. ¿Me equivoco? A ésto añado el abusar de paréntesis cuando escribo y el de gesticular hasta desencajarme en directo, junto con una tendencia a la acaparación de conversaciones ajenas y una excesiva diarrea verbal que hace que no sólo pise las palabras de otros sino también las mías propias, provocando cierto dolor neurálgico a las personas que tienen la honrosa/terrible suerte de prestarme atención. ¡Ah! Aquí añado también la capacidad/castigo de escribir frases de más de tres líneas sin ningún tipo de signo de puntuación para que el/la lector/a tenga que leerme de un tirón y se quede mentalmente sin aliento y al final no tenga ni idea de qué es lo qué empecé a escribir y por qué razón sigo haciéndolo si ya quedó meridianamente claro con las cinco primeras palabras que escribí párrafo y medio arriba justo antes del abuso incomprensible de adjetivos ridículos que no vienen al caso puesto que no estoy haciendo la descripción de absolutamente nada. Al menos, no uso coletillas.

Bueno, pues parece que al final si que voy a poder hacer eso de los hábitos (razón de inicio de este monólogo). Bien, allá va, sigo con la segunda.


Hábito nº2: Siempre tengo que viajar con Purple. Es un mono marrón pequeñito que compré en el 92 en una tienda en Oxford St. en Londres. Desde entonces, viaje a donde viaje, es lo primero que meto en la maleta. A veces no cabe y lo tengo que llevar en el bolso, pero siempre viene. En 2002, a principios de abril, fuimos a Santander. Y de vuelta, me lo dejé olvidado en el hotel. El berrinche que me entró fue antológico. Además, sólo podía pensar que el pobre se había perdido justo cuando cumplía 10 años. No podía parar de llorar, pero fuerte, sollozando en voz alta y sin conseguir decir nada medianamente entendible entre las lágrimas y la moquera. Al final, mi queridísimo maridín (por entonces, sufrido novio) llamó al hotel. Y allí estaba, esperando mi llamada para volver a casa. Costó más pagar los gastos de envío de Purple que lo que me costó a mí comprarlo en libras. Ese es el tiempo más largo que he pasado sin él. Está aquí ahora. ¡Saluda, Purple cariño! Se ha asomado a las terrazas de varias capitales europeas, ciudades y pueblos españoles, ha visto distintos mares... ahora sólo le queda cruzar un océano y habrá viajado tanto como Amedio.


Hábito nº3: No puedo dormir si está abierta la puerta de algún armario. No puede estar ni siquiera mal cerrada, estas veces que se quedan unos centímetros sin encajar del todo. No puedo. Y esto si que se perfectamente de donde viene. Toda la vida mi hermana y yo hemos compartido habitación. Siempre hemos dormido juntas. Para no llevarnos a equivocaciones, ella es tres años más pequeña que yo. Ahora esa diferencia de edad es nada, pero cuando tú tienes 7 años y la enana 4, pues si se nota. ¿Qué por qué incido sobre ésto? Porque era ella la que me asustaba a mí diciéndome que había monstruos dentro del armario. Tiene gracia, ahora, pero entonces me cagaba de miedo de pensarlo. Normalmente debería haber sido al revés, la hermana mayor acojona a la pequeña. Pues no, la giganta de 7 años llorando por la mierdecilla de 4, y luego 8 y 5, 9 y 6.... Sé intelectualmente que no hay nada dentro del armario que no halla puesto yo ahí, ni nadie esperando que me duerma para salir y venir a por mí, pero aun así, con casi treinta añazos, sigo sin poder dormirme si se ha quedado alguna puerta de algún armario abierta. CABRONA. Algún día tendrás hijos y ya verás. Además, ahora debe salirnos mejor, tuvimos a Marius para practicar y perfeccionarnos y mira cómo ha salido... Simply the best. Como un recopilatorio de carne y hueso. Mmmmm.

Hábito nº4: colocar los cuadros y fotografías torcidos. Esto es superior a mí. Ahora estoy en recuperación, porque llegué al extremo de colocar cuadros en bares y cafeterías. Cuando vas a una casa y están torcidos, casi siempre hay una oportunidad para colocarlos sin que te pillen, en caso de no tener mucha confianza con el anfitrión y no poder pedírselo, pero en un bar canta mucho. Mucho. Y te miran como si estuvieses loca. Lo peor es que casi nunca los dejo bien a la primera, así que tengo que alejarme para verlo en perspectiva y volver a darle un par de toquecitos para que queden perfectos. Es horrible. Pero intento superarlo. A no ser claro que rayen la verticalidad, entonces me cambia la cara y me tiro a ponerlo en su sitio.


Y ésto me lleva al Hábito nº5: Todas las cosas tienen su sitio y hay un sitio para cada cosa. Está el cajón de la ropa interior, el de los calcetines, la caja de los collares, la de los pendientes, otra para las pulseras, la caja de las velas, la de los incienso, el cacharrito de las llaves, la caja de las gafas... Bien mirado, parece una costumbre razonable, poner orden en tu vida. Ejemplo práctico para el correcto entendimiento de este hábito: mi hermana tenía unas gafas que siempre dejaba en el mismo sitio. Lógico, porque así siempre sabía dónde estaban. Pero claro, no las dejaba en el sitio de las gafas, así que yo siempre las veía y me volvía loca porque no estaban colocadas. Un día las recogí, y las puse en el sitio de las gafas. Estuvo buscándolas durante meses, ella pensaba que las había perdido, y como eran bastante caras no quiso decir nada, por lo de la bronca por irresponsable, siempre lo pierdes todo, blablabla. Hasta que un día se atrevió a comentarlo. Y claro, yo le contesté: están en el sitio de las gafas. Siempre lo pone de ejemplo para decir que soy una maniática, eso y mi capacidad de ordenar el armario por colores, tipos, texturas y largos; la de dar, a veces con un poco de mala leche, posavasos a todo el mundo, porque me imagino las gotitas resbalando por el cristal y me pongo mala; la de colocar los folios de manera que no sobresalga ninguno porque si no no puedo; la de afilar los lápices y colocarlos siempre igual en el cubo; la de colocar todo lo que esté en estanterías y mesas para que guarden relación unas cosas con otras; la de doblar las bolsas de una manera especial que se quedan aplanaditas y no ocupan nada; la excesiva manía que le tengo al polvo que me llevó a destrozar un teclado de ordenador al desmontarlo para limpiarlo tecla por tecla... Vale, la que no tenía hábitos extraños se apunta a la versión 1.1 de este juego en el que son 10 las respuestas válidas.

Y como parece que al final he picado, pongo ahora las reglas del juego, que se supone que van al principio. Pero como yo no tenía intención de enrollarme de esta manera (empecé justificando mi negativa a escribir 5 hábitos raros y mira donde estamos), ahí va:


Reglamento.
El primer jugador de este juego inicia el mensaje con el título "5 extraños hábitos tuyos".


Las personas que son invitadas a escribir un mensaje en sus respectivos fotologs a propósito de sus extraños hábitos deben también indicar claramente este reglamento.

Al final, se debe escoger 5 nuevas personas a indicar y añadir el link de su fotolog. No olvidéis dejar un comentario en su blog o diario web diciendo "Has sido elegido" (si aceptan comentarios) y decidles que lean el vuestro.


Creo que (parafraseando a Gwiyath) todos mis conocidos (por blog) han pringado con este juego, omito la parte del linkeo. Aquí muere un trocito de este juego-cadena. Gracias a los que habeis leido este tochazo y a los que no, bueno, no tengo manías con ello.

Ayer hice una pequeña escapada a casa. Suena raro después de tantos años seguir diciendo "a casa" cuando literalmente es la casa de mis padres. Pero es cierto, realmente esa es mi casa. Mi armario allí sigue lleno, sigo teniendo algunos libros, y sobre todo, está el 99% de la gente que a quien quiero y le importo. Al grano, nena. Cuando cogí el tren me sumergí en mi música y el la lectura, como siempre. Y como siempre intenté abstraerme del mundo que me rodeaba durante la hora y diez minutos que dura el viaje. Pero fue imposible. Al poco tiempo cambió radicalmente el paisaje, todo era blanco, pero blanco de verdad. Era temprano, un domingo, y los campos y las carreteras no habían sido todavía horadados por ninguna huella humana (¡vi una liebre desde el AV!). Nevaba, y con la velocidad del tren se creaba un extraño efecto óptico de niebla rápida, pero a la vez muy tranquila. Precioso, y terriblemente relajante. Cerré el libro, cambié el tipo de música y continue mi viaje, desconectada como siempre, pero de otra manera.

Ilustración de Jordi Labanda.

Baby Shalott

... sus manos se detienen sobre un par de hojas pequeñas, escritas con la caligrafía de una niña pequeña; letras grandes y redondeadas, con un circulito haciendo las veces de punto sobre ies y jotas. Es una lista, una lista infantil que detalla las características del hombre ideal. Sonríe. Sonríe mientras recuerda. La escribió en el colegio, probablemente con once o doce años. En el recreo. Y no es la única. Todas lo hicieron juntas. Y en los años posteriores siguieron aumentándola. El hombre ideal desde la perspectiva de una inocente pequeña que ya no existe. Influencias de los príncipes azules de Walt Disney y los cantantes y actores de finales de los 80. Pocas referencias reales. Sonríe y llora, despacito, la perdida de la mano que escribió la lista.

Fin del retorno de la reina (de momento)

Bueno, y para acabar este es mi nuevo corte de pelo. Hace un par de horas que me lo he cortado. Bueno, sólo el flequillazo. Tenía muchas ganas de hacerlo y voilà. También pensaba cambiarme el color, pero no me decidía si quería ser una rubia (y qué tipo de rubia, si ceniza, miel, plata...), una pelirroja o una castaña oscura. Así que me quedo como estoy, eso si, con un flequillazo digno de mis nuevas gafas DKNY. (si, vidente de fashionTv, te leo en la distancia ¡Viva Atenas!)
Bueno, dos semanas después, con muchos eurazos de menos, un descontrol horario y un par de kilos de mas (la vida sedentaria delante de un ordenador se soporta mejor con un buen bocadillo y bombones) he vuelto. Espero ponerme al día prontito y que el blue mood me deje un rato tranquila. ¿Que qué estoy escuchando ahora mismo? Feel Good Inc, de Gorillaz. No es broma, es un recopilatorio. (debería patentar esta frase).

Lo quiero, lo necesito, tengo que tenerlo.

Soy una compradora compulsiva en rehabilitación. Es muy duro tener este problema y comprar sólo lo necesario, pasar por delante de tantos escaparates-sirena y seguir mi camino con la cabeza más o menos alta y dejando una marca en el suelo con los dientes. Es duro. Es muy muy duro. Lo se, me merezco un premio, así que me he permitido comprarme un par de cosillas: dos vaqueros, un par de jerseys de pico, una americana, un bolerito, una camisa blanca (esto no cuenta, la necesitaba; en realidad tb los vaqueros, que los últimos acabaron literalmente hechos jirones), un par de camisetas (una es mas mona, con cascabeles), unas gafas de sol, otras gafas ayer en eBay (¡he quedado con el chico mañana!), un batín y un mini camisón, dos shorties, un tanguita, creo que un top, una cartera... creo que ya. ¡Ah! Y la crema hidratante con color de Stila y el Lipglaze en berry. Ésto fue genial. Yo casi nunca llevo maquillaje, siempre una crema hidratante con color de Vichy. Se me estaba acabando (lo que son las cosas, después de haber comprado la de Stila porque de la mia me quedaba para un par de veces, se ha reproducido y tengo hidratante al menos para un mes). Empiezo de nuevo la frase, que con tanto paréntesis no hay quien se aclare. Pues eso, que quería cambiar de marca y había leido que los productos de Stila iban muy bien. Pues nada, para el Corte Inglés de Goya que me voy. Cuando llego al stand, le pregunté al chico que qué tono era el mejor para mi piel. Bien, me sienta en la barra que tienen montada en el stand para maquillar y empieza a probarme, me maquilló para que viera el efecto. Ahora entiendo por qué la gente compra la gama alta y media-alta. Así da gusto. Luego le pregunté por un rojo de labios que llevo años buscando y que jamás consigo encontrar. Claro, si yo me guiaba por cómo quedaba en un trocito ridículo de piel de mi mano. Me probó, me desmaquilló, me volvió a probar. Mientras, olía mi pelo hasta que no pudo contenerse y me preguntó si llevaba Gaultier2. Y con ambas cosas acertó: con mi perfume y con el color de labios. Así que me fui de allí algo más pobre pero monísima y con un subidón de moral increible. Había ido a comprar una crema y salia del Corte Inglés perfectamente maquillada. ¿Que si voy a volver? Ya tengo hecha la lista de mis siguientes compras. Esperaré a tener alguna cita importante (o un bajón de moral, lo que llegue antes) para que me mimen otra vez en el stand de Stila. Adios, Maybelline, Bourjois, L´oreal... guardo gratos recuerdos de vosotros. Pero no es lo mismo elegir los colores como si estuvieras comprando yogures que que te los prueben en tu cara y veas el efecto y lo que necesitas. ¿Los riesgos? Está claro, todo queda tan bien y hay tantas cosas que ni siquiera sabias que necesitabas.... Ahora hay todo un mundo de potingues que no es que lo quiera, o lo necesite, es que tengo que tenerlo. MAC, vuelvo a tu redil, hola BB, encantada de conocerte, Stila, nos vemos pronto. Y en cuanto mañana me compre el Vogue y lea el suplemento de belleza, mis necesidades de cuidados para la piel y el pelo aumentarán considerablemente. En fin, ya lo dije al principio: es duro, muy muy duro.

El retorno de la reina (ahora que desaparece el monarca)

Pues eso, que después de dos semanitas que han sido una locura para mi metabolismo, retomo este gran folio en blanco. Nada serio, un proyecto que me ha hecho estar enganchada horas y horas delante de la pantallita tecleando código. He estado tan absorta que se me olvidaba comer y a veces, acostarme. Pero ya casi está, ya puedo dedicarme a curiosear en la vida de otros y a dejar que otros entren en la mia. Ventana abierta, empieza la diarrea verbal. Me parece que ésto va a ir por partes. Os debo mi resumen rebajil (del latín, rebajas, rebaj**, help, latinoparlantes).
Hasta dentro de nada.

Vivir. Soñar. Sentir.

Sabina cantaba que si la vida era una puta él le metía mano. Yo lo intento, pero ella es más rápida. Intuye mi presencia, cree saber mis intenciones, huele mi miedo, y cuando alargo mi mano, cuando creo saborear mi triunfo, finta dentro de otra finta, y una nueva marca que mostrar con orgullo o vergüenza. Esa es la única elección que tenemos: lucir dignos las heridas del combate. Es nuestra forma de ganar. Tú eres más fuerte pero yo no me rindo, soy como Ender, aprendo rápido las tácticas de la batalla, aprendo y mejoro en simuladores de lucha que no son un juego, son la realidad sin segundas oportunidades ni red de seguridad. Eso es todo amigos. No hay botón de pausa, ni goma de borrar. No hay segundas oportunidades para quien no supo sacar ni ventaja ni provecho de la primera. La claqueta no baja, no se repiten tomas, el guión no sólo no está escrito, se reescribe a cada segundo. No hay un guionista ingenioso diciéndonos en el oido las frases apropiadas para cada momento. Lo dicho, ahí queda, lo hecho, perdura y te persigue. Podemos citar lo que hemos leido, podemos soñar con historias que sin ser reales parecen más vívidas que las nuestras propias. Y siempre podremos elegir la banda sonora para cada momento de nuestra existencia. Es el pequeño triunfo de los seres en tres dimensiones. Elegir cómo vivir, intentar meterle mano a la vida, abrir ventanas, sentir el viento, mecerse al ritmo de las mareas, bañarse en la luz de la luna. Vivir. Soñar. Sentir. Y siempre con una melodía asomando en el corazón. Pongo la mía ahora. No tiene nada que ver con mi estado de ánimo, la letra puede llevar a confusión al respecto. Es una canción de Prince que escucho bastante, está sonando ahora. La escribió para Patti LaBelle en el 91, y esta versión es una demo para ella. Habla sobre un ex-amante, y si la escuchas, oirás los coros inconfundibles de super Rosie Gaines. Oigo tu voz. Tú mientras, lee mis palabras.

I Hear Your Voice
Out of the lonely blue U went away and left me (I... I hear your voice) Without, without one single word (I... I hear your voice)
Night after night like a ghost from the past (I... I hear your voice calling in the night)
Your voice is all I heard
I can’t take it, baby (I...)
Don’t let me die like this

I remember just like it was yesterday I woke up, baby, and U were gone
I didn’t even wanna carry myself up outta bed
Let alone, I didn’t wanna carry on

Cuz I could hear (I hear your voice calling in the night)
I can’t stop it no matter how hard I try
I can hear (I hear your sound calling in the dark)
In a word, I feel like I wanna die

I started lookin’, lookin’ from dusk till dawn
4 ways that I wouldn’t miss U so much (I hear your voice)
I even bought a new dress, uh, but when I put it on
I could still, huh, still feel your touch

And I can hear (I hear your voice calling in the night)
I can’t stop it no matter how hard I try
I can hear (I hear your sound calling in the dark)
In a word, I feel like I wanna die (I...)

My friends tell me that I need a new love
A bird in hand beats 2 in the bush (I hear your voice)
What my friends don’t know, huh, and I ain’t about 2 tell’em
Is that U’re the only bird,
U’re the only one who knows what buttons 2 push

It don’t take no scientist 2 tell U what’s wrong with me
It don’t take good vision, huh, 2 see what any fool could see (I hear your voice calling in the night)
That I just need your body, I just need your f-f-face
Right where it counts - no, not in another place (I hear your voice calling in the night)
I’m talkin’ about all up, talkin’ about all down
Every inch, U see? I don’t need U cross town
U better read my lips, I need it here with me
I can’t stop it no matter how I try (I hear your sound calling in the dark)
In a word, I feel like I wanna die (I hear your voice)
I can’t take it, baby (I hear your voice)
Don’t let me die like this No!

I... I hear your voice
I... I hear your voice calling in the night I...


Oirbsen, un amigo ha muerto y debe pasar al Otro Mundo. Abre la puerta y guarda su viaje hacia la Casa de Don para festejar con los Dioses.

Vigílalo mientras viaja entre las Islas del Otro Mundo, esperando encontrarse con familiares y amigos en Samhain.

Mannanan, camina con el mientras retorna a este mundo,
para nacer nuevamente y reunirse con su familia como un niño.

Copyright © 1998 John Machate
All Rights Reserved

Triste forma de comenzar el año. Esta vez los reyes magos nos dejaron una armónica y 50€ y a cambio se llevaron a la que nos regalaba ropa interior imposible de poner y perfecta para ser firmada. Nuestro republicanismo intuido es ahora terriblemente real. Quién sabe, quizás su inexistente sobrinobisnieto nos reconcilie en un futuro con los tres ladrones con capa. Pero hasta nueva orden, mejor no paseis por casa. Nos quedamos con el gordo de coca-cola. Da menos miedo.

Un beso, tía, a lo mejor me lees desde donde quiera que estés. Y si sigues sin poder leer, disfruta viendo las fotos. Tu espacio está vacío. Cuidaremos de él.